sábado, 24 de octubre de 2009

DISCURSO DEL POETA MANUEL PANTIGOSO


”Estimados señores de la mesa, amigos. Me invitaron a participar en la presentación de este libro de Vicente González Navarro, a partir de amigos directos y como es natural a los amigos no se les puede decir que uno está ocupado o cosas así, pero además quise estar aquí para compartir algunas reflexiones.
La lectura de un libro supone obviamente un lector. Y la presencia de un lector supone enfoques, visiones, percepciones, muy amplias, variadas y en algún caso hasta antagónicas, pero siempre ricas. Cuando se trata de una obra literaria esto se acentúa. Sin duda ese es el gran reto del escritor y el gran reto del lector de literatura (porque no se puede acercar a la obra literaria como uno podría acercarse a un artículo periodístico o a un ensayo). La obra literaria se caracteriza fundamentalmente porque tiene el nivel expresivo y el nivel representativo, es decir, un nivel de expresión mucho más hondo y profundo, como si fuesen capas que se van buscando una debajo de la otra, hasta encontrar múltiples significaciones. Y por otro lado, la obra literaria es la representación de algo, es decir, vive y funciona como símbolo; se dice algo y efectivamente de eso se está hablando, pero simultáneamente eso de lo que se está hablando es símbolo de algo más hondo, más profundo o más trascendente.
Por eso que la lectura en el fondo –desde ya algunas décadas atrás- se ha convertido más bien en la lectura de uno mismo. Uno lee y entiende aquello que puede entender, se ayuda de un diccionario, se ayuda de su propia experiencia, se ayuda de otros libros leídos, y con todo aquello comienza a entrar en el texto.
En un texto, aun en aquel puramente descriptivo tiene esa cara superficial de las cosas, el discurso que por naturaleza ya es simbólico, cualquier palabra de una expresión cotidiana de un conjunto de palabras es escuchado por alguien y entendida de una manera no igual que para el otro que también está escuchando lo mismo. El propio lenguaje es simbólico. El lenguaje de cada escritor abre sus propias ventanas para que se pueda ingresar en su ámbito. Entonces mi lectura de este libro “Tu Presencia de Hecatombe” tiene esa posibilidad de lectura cada vez más honda hasta donde el lector pueda llegar, dejando que lo que uno pueda decir siga prolongándose en cada uno de ustedes en base a una lectura mía para que luego surja la lectura de cada uno de ustedes –como yo sé que todos están comprando el libro- seguramente esta presentación ha de servir también para que cada quien por curiosidad se convierta en lector de este libro y encuentre –a partir de lo que estamos diciendo- otras cosas tan interesantes como las que propongo a continuación.
Voy a leer un pequeño texto y hacer algunas reflexiones. El verso de César Moro “…tu presencia de hecatombe” que no solo le presta el título a la obra, sino que también aparece en el epígrafe de uno de los poemas que le sirve a Vicente González Navarro para sugerir, impactar, implicar al lector sobre una realidad social a todas luces caduca y dolorosa, el verso está dentro de la segunda parte del libro que son poemas, pero bien podría estar en el epígrafe de todo el libro. Desde la foto, porque todo es importante leer, también se lee una foto. Desde la foto de la propia carátula el libro se abre decididamente hacia el mundo de lo social. Es decir, de lo individual hacia lo social. La función estética, en principio, se repliega como para que luego nos sorprenda más. No es algo que ingresa directamente en lo estético, en lo simbólico, en lo literario en sí. Sino esta foto es absolutamente impactante, es real, es objetiva, es social. Anuncia la conjunción entre poesía, sugerido por el título surrealista de Moro, y la prosa. El dibujo hace referencia a esas portadas de libros de contenido sociológico. Nadie diría que es un libro de narrativa y menos de poesía. Pero ya quiero ir advirtiendo que eso es una trampa entre comillas. Como para invitar al lector a que “vea más allá” o para ya ir diciendo que lo literario no tiene que ir separado de lo social al contrario surge de ella y va hacia ella.
La prosa y la poesía pueden verse también como dos estados de ánimo. Una visión anodina, caótica, dura y prosaica que es la realidad y que está en la primera parte de la narrativa (“La Voz Cantante”) y por el otro, la visión utópica, lírica, esperanzada o desesperanzada de sus moradores en la segunda parte (“El Expediente Buenaventura”). Aquí hay una conversación dialéctica que al final vamos a ver se convierte en una sola unidad.
A través de su trabajo creativo el autor intenta explicarse el proceso histórico actual del país, tanto su raíz en el pasado como en el presente dinámico y su futuro incierto. Es ese ejemplo, la lucha del pueblo en la ciudad que tiene una especial atención desde diversas orillas. La fiesta y el dolor, el trabajo y los ocios. La memoria y la propuesta. El miedo y la firmeza, el amor y otras experiencias cotidianas como matices dentro del espíritu multicolor del canto general de la historia y del pueblo.
La condición de abogado del autor, le hace plantear el libro a manera de un expediente, de un legajo judicial. Y acá también por su propia condición humana, de abogado, de escritor y poeta, está esa dualidad a la que me he referido anteriormente: la poesía como una salvación de la otra parte (prosaica) o ambas como una correlación de fuerzas. El texto narrativo lleva por título “La Voz Cantante” y los poemas “El Expediente Buenaventura”. Esta última sección incluso lleva subtítulos sugerentes hasta irónicos, hasta sarcásticos, que es otro ingrediente de la literatura fundamental.

¿Cómo se llaman esos subtítulos de la segunda parte titulada Expediente Buenaventura? Si estuviésemos en un juzgado, en un tribunal, estos subtítulos serían adecuados absolutamente, para nosotros ahora es desconcertante por el momento. Se titulan: “Los Hechos”, “Indicios Razonables”, “Sin Miramientos”, “La Mirada Perdida” y “Cadena Perpetua”. Y acá también ya, para que se vaya hilvanando lo que quiero estar construyendo, se va a ver todo un proceso, que con toda seguridad tiene que ver con el trabajo literario. En la forma como el escritor se enfrenta al mundo del cual va a salir su obra. Y en segundo lugar cómo se enfrenta a su propio trabajo literario y lo que simbólicamente esto significa. Por ejemplo “Cadena Perpetua” que es el título final, tiene que ver con esa actitud agónica, luchadora, finalmente de enclaustramiento terrible que muchas veces el escritor, el poeta, tiene que estar para poder producir su obra o la sujeción a la actividad literaria, está uno condenado perpetuamente a ser un escritor o un poeta.
En muchos pasajes del libro el escritor se adhiere explícitamente al pensamiento anarquista como uno de los modelos que podrían instaurar –según él- la felicidad humana. Y otra vez –para no dejarlo para el final- hay que verlo como un símbolo. ¿Qué cosa es la obra literaria sino un trabajo de anarquía que busca tratar de reconstruir las cosas de otra manera en base a la descomposición, o a la hecatombe o a la ruptura. Ven ustedes, es una lectura que no deja de decir lo que propone el primer elemento de base denotativa, en el otro elemento que es más profundo, más intenso, más desgarrador, más trascendente, que es el elemento connotativo.
Pero hablando del anarquismo que es el sustento. El anarquismo afirma que todo lo que limita la libertad del ser humano debe ser suprimido. Entonces, todo lo que limite la libertad de la labor creadora, literaria, debe ser suprimido. El hombre, el creador, el poeta -Vallejo lo dijo muchas veces- es un hombre absolutamente libérrimo.
Como movimiento político y social, el anarquismo pretende destruir las trabas sociales: religión, Estado, propiedad privada, la ley inclusive, que según sus teorías, se interpone entre el individuo y la libertad. Al ser posible así la construcción de una vida en comunidad libre y solidaria. Trae un poco al recuerdo de lo que dice Proudhon quien escribió una obra en 1840 “¿Qué es la Propiedad Privada?”. Pensemos en la literatura ¿es propiedad privada ahora este libro que presenta Vicente González Navarro? ¡No! ya no le pertenece. Entonces hay en estos libros también de trabajo de una actitud anárquica, no hay un sentido de pertenencia específica, hay más bien una cosa que de lo individual se vuelve social. Allí en ese libro de Proudhon a la pregunta formulada (¿qué es la propiedad?) respondía con una sentencia reveladora: la propiedad es un robo. Ya a partir de su muerte el año 1865, el ruso Mijail Bakunin el principal representante del movimiento anarquista y que lo integró en la I Internacional Obrera fundada en 1860, así lo sostenía. Ese es el sustento del anarquismo como doctrina.
Leo algunos fragmentos donde el autor expresa su idea. No voy a leer todo, lo dejo para que ustedes lo lean íntegramente, en todo caso es una invitación. Dice y lo dice muy bien: “AQUEL DÍA RECIBÍ LA PRIMERA CLASE DE ANARQUISMO. QUE EL ESTADO DEBE DESAPARECER ESTA CERCA EL ADVENIMIENTO DE UNA RAZA SOLIDARIA”. Entonces, está cerca el advenimiento de un hombre que se supere a través de la obra literaria, y tenga conciencia de su propia vida y de su existencia y ser un transformador de la sociedad, y así sigo leyendo: “LA ANARQUÍA NO ES EL DESORDEN GRATUITO SINO LA BASE PARA UNA SOCIEDAD FRATERNAL, UNA COMUNIDAD FELIZ COMO AQUELLA QUE ALGUNA VEZ POBLÓ PARÍS, QUE LA UNICA AUTORIDAD FUERA LA QUE DICTE NUESTRA CONCIENCIA” Continúa hablando del evangelio según Buenaventura, que es el personaje principal de la obra, “LLEGARÁ UN DÍA –decía- CUANDO LA MORAL BASTARÁ PARA RESPETAR AL PRÓJIMO Y LAS LEYES CON TODA SU CARGA DE REPRESIÓN Y AMENAZA, RESULTARÁN INNECESARIAS, UN GRITO DE LA NATURALEZA NOS REPROCHABA DESDE EL FONDO, QUÉ HABÍAMOS HECHO REPRIMIENDO NUESTROS DESEOS”.
Me hace recordar lo que decía Octavio Paz hablando ya de la literatura, que el poeta, el escritor, el creador, desciende y al descender se quita todo, se desnuda todo, en libertad absoluta y llega al fondo en donde está solamente una nueva emoción, tratando de reconstruirse nuevamente y construir a partir de su obra un nuevo mundo, entonces por eso es que vuelve a la superficie como un ave Fénix. Y termina esa frase diciendo: “TODO ES CONJURA, ES REVOLUCIÓN”. Esto, descender, cambiar, destruir, acabarlo todo, que venga un terremoto y se acabe todo. Una hecatombe y se acabe todo. El creador hace eso, destruye todo, para reinventar las cosas de otra manera. Ya lo hacía desde las categorías andinas el gran Pachacútec, que dio un nombre, una categoría del cambio, siempre en función del amor o sea de la pachamama, de la tierra en que vivimos.
El autor narra la organización comunal en el Cerro Colorado que tuvo en Dimas a su gestor principal. Dimas es otro personaje importante, dice “LAS GRANDES DECISIONES SE TOMABAN EN ASAMBLEAS, PORQUE ESE ERA EL OTRO SERVICIO COMUNAL”. Cuando en la traducción literaria, cuando en su más profunda individualidad, el creador baja hacia el territorio de sí mismo, a esa individualidad está llevando el mundo entero. No es un individualista sino que señala esta individualidad que es su soporte en el cual trabaja, pero en donde están -si es hombre sensible e inteligente- todos los hombres. Un hombre son todos los hombres.
“ERA LA LIBERTAD PURA LAURA, LA LIBERTAD ESPONTÁNEA, LAURA, EL AMOR, LA POESÍA”. Eso es lo que predomina, al final debo entender lo que yo quiero entender. Y debo agregarle lo que yo sé y otras cosas para seguir avanzando en una lectura productiva. Aquí hay una alusión al poeta Rimbaud, que merecería también toda una conversación productiva que tiene que ver con lo que estamos hablando. Rimbaud a los 16 años comenzó a escribir poemas violentos y blasfemos, que al desarrollar la doctrina estética, según la cual, el vendría a ser un poeta violento, romper las restricciones y el control de la personalidad y transformarse en vehículo de expresión de lo eterno. El poder dionisíaco de sus poemas y su liberación del lenguaje de las restricciones formales, tuvo gran influencia en el movimiento simbolista en el inicio del siglo XX. Se dice en el poema “Buscando a Rimbaud”: “RIMBAUD, LISIADO Y CIEGO, CANTABA, YO SOY EL POETA DE LA ALEGRÍA, LOS ÁRBOLES, UN CAMINO, EL SOL ENTRE LOS CERROS, UNA CASITA SIN PUERTAS, LA PETRIFICADA IRONÍA”. Es como se le conoce ahora lejanía de proximidad ¿Cómo es eso? Es una paradoja, pero toda la verdadera verdad y la profundidad están en las paradojas. Durante lo opuesto o lo contradictorio, se dice una verdad mucho más profunda.
En el texto titulado “Las Palabras” Vicente González Navarro manifiesta su sentir estético a través de estos versos que tienen un sabor a la escritura de Martín Adán. Así me han llegado a mí, un sabor martiniano. “QUE LA ORACIÓN ES PERFECTA Y LA ORTOGRAFÍA VANA, PALABRA VERDADERA ES LA QUE APRUEBAS NO LA CONSENTIDA NO LA ACADÉMICA, SINO LA QUE ALUMBRA, SINO LA QUE ASOMBRA”. Luego unos versos precisamente de “Tu Presencia de Hecatombe”: “¡LIBRES Y FELICES SIN REMEDIO VAMOS! REMOTOS, SUCIOS, DELIRANTES, ESE CAOS QUE VA DESNUDO ADELANTE RAPADA LA CABEZA Y LUENGA LA BARBA, SOY YO, MÍRAME POR LAS CALLES GOBERNANDO LA MARCHA ¡AGITANDO ALEGRE UNA CAMPANA!” y otro más en “Hecho una Traza”: “SIN QUERER LAS LUNAS DEL ESCAPARATE ARROJARON UNA IMAGEN AL PASAR…HECHO UNA TRAZA, UN DISPARATE DE CARNE Y HUESO; SIN REPARAR SIQUIERA, EN EL MAYOR ASESINO DE MOSCAS, LA MÁS ACABADA MIRADA AL CIELO ¡EMBRUJADA CASA ATISBO MI ROSTRO, ENTONCES, COMO UNA BRAGUETA QUE SE ABRE IMPÚDICAMENTE, ¡MI CARCAJADA!”
Y esta última “Química”: “LUEGO SEREMOS CENIZA, POLVO, UNA NADA AL COSMOS LUEGO, LA ESPECIE REÚNE, PUJA, PUJA (¡AY OTRO QUEBRANTO, OTRO JUEGO…) ¡FILÓSOFO BASTA! ...QUE NO HAY OTRA FORMA ¡YA TIENES DEL ZAPATO LA HORMA! ¡MIRA LA VERDAD DESNUDA AL BORDE DE LA LAGUNA!”
Al inicio del relato, el autor hace referencias a los pregones, a los pregones urbanos que Dimas, ese personaje, recitaba en las calles y en los micros. El pregonero históricamente fue el encargado de trasmitir a la población los acuerdos generales y urgentes relacionados con la propiedad de la tierra, los propios del ayuntamiento, las fiestas y celebraciones eclesiásticas y civiles, el abasto, la limpieza, las obras públicas, los oficios, las disposiciones reales, convirtiéndose en un medio de contacto entre el gobierno y la sociedad, en un mundo esencialmente oral, de voz y escuchas. La cultura popular formuló refranes alusivos a los pregoneros, por ejemplo, “tras cada pregón, azote”. La expresión “darle un quarto al pregonero” así con letra q, se empleaba para reprochar la indiscreción de aquel pregonar lo que estaba oculto, que descubría lo que debía callarse. Asimismo se solía decir: “como subo, subo” “de pregonero a verdugo” frase con la que se lamentaba que alguien estuviera venido a menos. Además eran usuales estas expresiones: “pregonar vino y vender vinagre” o “a voz de pregonero”.
En fin he traído esta parte de mi disertación poniéndole luz a esto de los pregones, porque también es otro elemento no solamente de lo popular, del hombre de pueblo que con su sabiduría construía un refrán, sino porque la poesía y el arte es lo mismo, cuando se ha separado el arte popular del arte culto se ha errado. El arte es uno solo, con variantes, pero siempre tiene un referente único que es el mundo en que vivimos, la tierra que pisamos, el amor que profesamos al mundo, el deseo de ser justos y libres y creadores.
Si bien es cierto, que los poemas de Vicente, están muy cerca de la oralidad, no hay punto de contacto con aquellos pregones que se cantan en los micros que son de una factura más jocosa y más trivial, sin duda, los de Vicente son pregones más didácticos, por ejemplo “HASTA QUE ENTENDI QUE ESTOS VERSOS, LOS MÍOS SERVÍAN PARA TODO, MENOS PARA RECITARLOS, ERAN Y SON IRRECITABLES, (¿VERSOS O REVERSOS? ME ESPETABA EL CONDUCTOR) ES ASÍ QUE DECIDÍ RECITAR VERSOS AJENOS. YO NO ESCRIBO, YA NO. OTROS ESCRIBEN. YO CANTO. YO SOY LA VOZ CANTANTE” y es extraordinariamente expresivo y aclarador para mí ¿no? Porque efectivamente ¿quién escribe? Uno, si uno hace una cosa tan personal que a nadie le interesa, ahí sí es uno, pero si escribo algo que los demás incluso descubren cosas, que yo no me he dado cuenta, donde otros lectores leyendo y tratando de introducirse en su lectura encuentran otros significados. Habría que preguntarse quién escribió el poema, uno ya no escribe, en ese sentido el verdadero, el que escribe en todo caso es el pueblo, la vida, la alegría, la utopía, lo que quiere uno construir. Ahí está y acaso por eso también dice “por eso ya no recito los míos”, no digo otros poemas, que también son suyos, dentro de esa comunidad de expresiones y manifestaciones de la emoción.
Y voy terminando, señalando, por la edad de Vicente González Navarro pertenecería a la generación del ’80. Estos poetas coincidirán en el abordamiento de la capital como el paisaje principal para el desarrollo de su poética. La migración de la provincia a la capital, la violencia social, la semantización de anteriores formas poéticas, significó a estos poetas, el aglutinar nuevos elementos formales de expresión. En los discursos se trasunta el sentimiento ambiguo que embarga al inmigrante dentro de la ciudad, quien aparece escindido entre el desencanto y la esperanza. Frente a la poesía urbana, Lima generalmente siempre ha sido descrita como una ciudad horrible. César Moro precisamente le llamó “Lima la Horrible”. Sin embargo el amauta José Carlos Mariátegui respondiendo a Federico More cuando atacaba alguien a Lima, escribía, que había dos Limas. Una buena y una mala; como lo que estamos ahora leyendo, una denuncia de una realidad, tal como ella es, y una forma de la escritura que trata de cambiar esa realidad, llevándolo al nivel de la esperanza y de la utopía. Y no es mentira ni engaño, sino que es un sueño que uno tiene que proyectar para lograr lo que uno quiere realmente.
Yo quiero terminar señalando que “Tu Presencia de Hecatombe” sin duda es una metáfora no solamente de la ciudad, de la realidad. No es una metáfora de la desesperanza. Sin ninguna duda no es solamente una metáfora de los problemas sociales. Es una metáfora de la propia literatura, de lo que es la literatura, que al mirar esta realidad construye otra realidad. Y esa otra realidad no es mentira, ni engaño, es una realidad que penetra con mayor hondura, que muestra como posibilidad de ser, igual que cuando el poeta, como dije anteriormente citando a Octavio Paz, se introduce en un pozo profundo, va descubriendo lo que hay pero al mismo tiempo quitando todo eso que existe, para que cuando llegue al fondo y vuelva como el ave Fénix traiga su palabra rediviva. Yo felicito a Vicente, además me ha permitido ante ustedes decir como leí y como seguiré leyendo una obra que sin duda es muy importante. Abrazo y felicito a su autor. Gracias.

*MANUEL PANTIGOSO PECERO: Miembro de Número de la Academia Peruana de la Lengua de la Real Academia Española, poeta, crítico literario, dramaturgo y docente universitario, profesor emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El Perú le ha otorgado las Palmas Magisteriales en el grado de Maestro, Premio Nacional de Cultura Javier Prado en 1970 y Premio Nacional del Teatro Universitario de San Marcos en 1980 y 1983, actual director de Extensión Universitaria y Proyección social en la Universidad Ricardo Palma, promotor cultural, el 24 de setiembre del año en curso, se le ha conferido la Medalla de la Asamblea Nacional de Francia -es la primera vez que Francia otorga esa distinción a un escritor peruano- su obra escrita abarca más de 50 títulos, recientemente ha publicado “Cantata de Amor Antiguo a la Señora de Cao” y “Cantatapu a Pariaqaqa Apu del Kunturqoto”